miércoles, 19 de noviembre de 2014

Mundial de Ajedrez 2014

Tan solo cuatro partidas faltan para concluir este Campeonato Mundial de Ajedrez celebrado en Sochi, Rusia, tras dos tablas consecutivas, el campeón M. Carlsen suma 4,5 puntos por 3,5 de su rival V. Anand, en un torneo por el cetro mundial que se disputa al mejor de 12 partidas hasta el 25 de noviembre. En caso de que las 12 partidas acaben en empate el 25 de noviembre, dos días después se decidiría el título en una muerte súbita, con hasta cuatro partidas rápidas.






El noruego Magnus Carlsen dio un paso más en sus aspiraciones de retener el título mundial ante el indio Viswanathan Anand, al entablar con las piezas negras la octava partida en 41 movimientos tras dos horas y media de lucha.

En la ultima partida el aspirante a campeon mundial y actual ex-campeón V. Anand no pudo aprovecharse de la iniciativa de conducir las piezas blancas. Nuevamente Carlsen cambió de variante de apertura con la idea de evitar las preparaciones teóricas de su rival, estrategia que ya empleo Bobby Fischer contra Spassky en 1972. En esta ocasión, volvió a plantear el gambito de dama, aunque cambió a una variante que en opinión del italiano Fabiano Caruana, segundo en las listas mundiales, era algo arriesgada. 

Sin embargo, el noruego, pese a que durante la primera fase del juego parecía adormilado, había hecho los deberes en casa y moviendo casi al toque -empleó sólo 45 minutos para toda la partida-, no tuvo ningún problema para igualar totalmente, sin dejar otra opción que las tablas.




El nórdico necesita resistir en las dos partidas que le faltan con las piezas negras (10ª y 12ª) para lograr su objetivo y poder celebrar nuevamente su cumpleaños, el 30 de noviembre, como campeón del mundo. Antes, deberá de superar a un Anand mucho mejor preparado psicológicamente que en el encuentro de 2013. En aquella ocasión, el jugador de Chennai quedó en estado de coma mental después de dos dolorosas derrotas consecutivas.




Si Anand vuelve a jugar como sabe (conducirá las blancas en dos de las cinco partidas que faltan), su situación no es tan mala como indica el marcador porque en caso de empate final (6-6), el título se decidiría en la modalidad de ajedrez rápido. Y ahí, aunque esté cansado, el Tigre de Madrás no tiene nada que envidiar al Mozart del ajedrez.




La Revolución Carlsen consiste, sobre todo, en utilizar las supercomputadoras para inutilizar la preparación que los rivales han elaborado con otros monstruos de silicio. En casi todas sus partidas, el noruego se desvía muy pronto de los caminos más conocidos, de las preparaciones caseras hasta la jugada 20, o 25 o incluso más allá. Es decir, evita la faceta más científica del ajedrez para llevar el terreno a la deportiva (tomar decisiones bajo la presión del reloj, los nervios y el cansancio) y la artística (pensar y crear con la propia cabeza, sin que sirva de nada lo aprendido de memoria en casa con la ayuda de ordenadores). Ese enfoque, unido a la genialidad del escandinavo y su gran resistencia física, incomoda mucho a sus rivales, obligados a gastar tiempo y energía desde los primeros movimientos.






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